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26 febrero 2008

El 518 trazó una ruta con la que se ahorraba 15 minutos

Texto: Lolimar Suárez

El piloto Denis Tancredy, que operó en la aerolínea bandera de Venezuela Viasa y quien laboró hasta el 2002 para Santa Bárbara Airlines, explicó:...“Tienen que parar las operaciones comerciales en Mérida y establecer con urgencia una revisión de qué está pasando. Yo tuve discrepancias sobre el ingreso instrumental por la zona del observatorio porque es ilegal, incluso ha habido conatos de colisión con aviones de Avior, porque no existen condiciones técnicas para controlar la entrada y salida de aeronaves por esa zona”.

Tancredy precisa que la ruta más segura para operar sería desde el aeropuerto de El Vigía, pero sostiene que existen intereses de tipo económico que hay que investigar.

“Si sales de Mérida por El Vigía son unos 15 minutos — promedio— más de vuelo. Multipliquemos ésto por las frecuencias de vuelo y por las horas de vuelo y eso arroja un gasto... no voy a culpar a mis colegas, lo que ocurrió es mucho más complejo, amerita una revisión.

Tengo rabia porque todo el mundo sabía que ésto podía pasar en cualquier momento. Mérida no perdona”.

La aeronave cumplía una de las dos rutas que se utilizan frecuentemente para entrar a la ciudad. Pilotos aseguran que el Inac sólo reconoce una sola entrada, otros afirman que se puede volar sobre otro lugar. Ellos llegan o despegan de manera visual.“Paren las operaciones en Mérida” reclaman.

Un vuelo controlado a la tierra o Cefit (control fly in to terrain) es el primer escenario que manejan los expertos para explicar qué pudo ocurrir con el vuelo SB 518 que se estrelló en la tarde el pasado jueves en la llamada cara del indio, una pared rocosa de la cordillera andina.

Ésto quiere decir que el avión, estando a control pleno del piloto, no pudo evitar la enorme montaña que tenía al frente. Lo que ocurrió, en aparentes buenas condiciones visuales, es ahora un tema de análisis, mientras se halla la llamada “caja negra” con la memoria del fatídico vuelo en el que murieron 46 personas.

“Hay dos caminos para entrar o salir de Mérida, un aeropuerto de operación especial por la altura y por la topografía circundante del área. No tiene equipos de radio ayuda, sólo radiotransmisores en la torre de control.

Por lo tanto los pilotos no cuentan con sistemas de aproximación instrumental, todo es visual, y se tiene el apoyo del equipo satelital GPS que viene incorporado en el avión.

Pese a las limitaciones técnicas, se puede operar siempre y cuando se cumplan con todas las normas”, precisa un capitán e instructor de vuelos que pidió no ser identificado.

Mérida posee el segundo aeropuerto más alto del país con 5.000 pies de altura, sólo seguido del aeródromo de Boconó (a 5.200 pies).

Los dos caminos están rodeados de páramos, montañas escarpadas y picos nevados, donde el clima es cambiante y un día de perfecta visibilidad puede pasar a un paisaje de neblinas y lluvia. Para llevar un avión al corazón de Los Andes venezolanos, se requiere tener conocimiento pleno de la ruta, y pasar pruebas trimestrales, semestrales y anuales.

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En la ruta A, de una hora 25 minutos hasta Maiquetía (aproximadamente), el avión despega de Mérida con rumbo hacia el occidente del estado, toma un corredor entre las montañas de Mesa Bolívar y Chiguará, sigue hacia El Vigía y sobrevuela poco después Carora, Barquisimeto y toma el rumbo hacia el centro del país.

Es el camino más largo. Esta vía, para un avión ATR 42 300, representa un gasto total promedio de unas 1.500 libras de combustible.

En la ruta B, de una hora 10 minutos —promedio— el avión despega hacia el este de la ciudad, sobrevuela Ejidos, Lagunillas, gira a la izquierda y atraviesa el valle de Mérida subiendo sostenidamente hasta los 17 mil pies, cuando remonta sobre los observatorios, páramos y los picos, como El Águila.

Luego, lo siguiente es hacer el primer contacto con Valera y tomar rumbo hacia Puerto Cabello y finalmente a Maiquetía.

El vuelo 518 tomó la ruta de los picos, o la más corta para llegar a Maiquetía.

“Pudo haber sido una desorientación, si había condiciones adversas y seguía la ruta B, no visualizó la montaña con la que chocó”, opinaba el capitán consultado.

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Pero varios pilotos e instituciones consultados discrepan del uso comercial de la ruta en la que ocurrió el accidente.

Por sólo dar un ejemplo la Organización de Rescate Humboldt registra un promedio de 73 impactos desde el año 1950 en esa zona.

Incluso advirtió en un informe soportado con estos antecedentes, la improcedencia de operar aeronaves dadas las condiciones en el peligroso callejón montañoso.

El piloto Denis Tancredy, que operó en la aerolínea bandera de Venezuela Viasa y quien laboró hasta el 2002 para Santa Bárbara Airlines, explicó —vía telefónica— que el accidente del pasado jueves es una consecuencia lamentable a las condiciones de inseguridad operacional en que se encuentran algunos aeropuertos del país, entre ellos el de San Antonio, Los Roques y la propia pista de Maiquetía.

“Tienen que parar las operaciones comerciales en Mérida y establecer con urgencia una revisión de qué está pasando. Yo tuve discrepancias sobre el ingreso instrumental por la zona del observatorio porque es ilegal, incluso ha habido conatos de colisión con aviones de Avior, porque no existen condiciones técnicas para controlar la entrada y salida de aeronaves por esa zona”.

Tancredy precisa que la ruta más segura para operar sería desde el aeropuerto de El Vigía, pero sostiene que existen intereses de tipo económico que hay que investigar.

“Si sales de Mérida por El Vigía son unos 15 minutos —promedio— más de vuelo. Multipliquemos ésto por las frecuencias de vuelo y por las horas de vuelo y eso arroja un gasto... no voy a culpar a mis colegas, lo que ocurrió es mucho más complejo, amerita una revisión.

Tengo rabia porque todo el mundo sabía que ésto podía pasar en cualquier momento. Mérida no perdona”.

fuente: Panorama