El comentario de la semana
El triunfo sorpresivo – e inexplicable para muchos analistas
políticos – del candidato republicano en USA, puede dejarnos algunas
lecciones que compartir, una de ellas, quizás la más importante, es que
cualquier pueblo, independientemente de su supuesto nivel cultural,
puede caer en la trampa del discurso populista y redentor de un
candidato en campaña electoral enfrentado a otro, u otra, como fue el
caso, con un discurso más ponderado y realista fundamentado en la
experiencia política de muchos años en la administración pública.
El acontecimiento no es novedoso, Hitler, en la Alemania posterior a
la primera guerra mundial y Mussolini, en Italia, un poco antes, son
ejemplos históricos de sociedades culturalmente avanzadas que también
cayeron ante la seducción de estos discursos redentores y que tuvieron
que pagar muy caro sus consecuencias posteriores. También vale recordar
la experiencia argentina con Perón, que llevó a ese país a una crisis
económica crónica, después de ser el de mayores potencialidades en
américa latina hasta mediados del siglo pasado.
Esas experiencias pasadas, y la actual norteamericana, nos pueden
servir a los venezolanos para aliviarnos y hasta quitarnos un poco el
peso en la conciencia de por qué caímos y creyeron muchos, una gran
mayoría, en los cantos redentores y de sirenas del difunto eterno en
1998. Simplemente, en países donde buena parte de la población no se
siente representada por el statu quo político imperante, esa población
buscará un cambio, no importa que quien lo ofrezca sea un improvisado y
aventurero político, tal como ha sido en los casos citados. En todos
ellos, las otras instituciones del Estado que deberían ser de contra
peso a los desaguisados populistas presentados fallaron y se plegaron a
los deseos del mandamás de turno.
Esperemos que este no sea el caso en la gran nación del norte y por
el bien de la humanidad... “God bless America” (Dios bendiga a América)