El presupuesto se asignará por proyectos a la alcaldía o al Poder Popular
EUGENIO MARTÍNEZ
EL UNIVERSAL
En la modificación de los artículos 11, 16 y 18 de la Carta Magna se concentra la esencia de la reforma constitucional. De ellos derivan la mayoría de los cambios propuestos al texto fundamental, de ellos se generarán -en el mediano plazo- las modificaciones a los instrumentos legales que rigen la asignación de recursos a las regiones y de ellos partirá el cambio de vida de los venezolanos, por lo menos, de su relación con el poder local y regional.
El Alto Gobierno la llama "la nueva geometría del poder" y para plantearla se inspiraron en dos premisas: 1. La distribución "poco democrática" de la infraestructura de servicios; 2. Que todas las nuevas formas territoriales serán creadas y funcionarán sin menoscabo de las actuales.
En la segunda premisa parece garantizarse la supervivencia de los municipios y gobernaciones como instancias político-adminitrativas. No obstante, su permanencia, desde el punto de vista de los detractores de la reforma, es algo circunstancial.
El Estado no puede prescindir de los municipios y gobernaciones porque aún los consejos comunales no han madurado ni han sido constituidos eficazmente, por esta razón los gobiernos locales y regionales deben seguir existiendo, como máximo hasta que las comunas comiencen a tomar vida propia; cuando las comunas sean capaces de autogestionar el gobierno local, las alcaldías sólo serán entes administrativos de aquellas competencias que los ciudadanos no puedan asumir por sí solos.
Para encontrar la respuesta a la pregunta que la mayoría de los venezolanos no sabe explicar se debe, en primera instancia, conocer la motivación de la "nueva geometría del poder".
Ejemplos concretos como el del pueblo de Puerto Maya en el litoral central sirven de argumento a los propulsores de la reforma: Un solo caserío, divido por un río, una parte del pueblo pertenece al estado Vargas y otra parte al estado Aragua. De aprobarse la reforma las comunidades "serán indivisibles" y la ciudad será el núcleo fundamental del nuevo territorio venezolano.
¿Y qué es una comunidad? Es la asociación de entre 200 y 400 familias y de la asociación de varias comunidades, cada una integrada por su respectivo consejo comunal, se formarán las comunas.
Aunque muchos voceros de gobiernos locales -especialmente los del municipio Libertador- elaboran coeficientes en poblaciones para limitar las comunas, lo cierto es que el tema debe ser desarrollado en la ley respectiva y resulta temerario, incluso para los geógrafos propulsores de la idea, hablar de límites de población para el naciente Poder Popular.
"Quien vive más lejos de la ciudad es quien invierte más dinero en llegar a ella". La premisa se repite día a día, especialmente en el sector de la población que debe abordar dos, tres o incluso cuatro medios de transporte distinto para lograr trasladarse de su hogar a su trabajo y viceversa. El Gobierno pretende atacar este problema convirtiendo a cada ciudad comunal en un eje de desarrollo capaz de autogenerar empleo y servicios a sus habitantes. Con esta idea se pretende "descongestionar" a ciudades como Caracas, Maracaibo, Maracay, Valencia y Barquisimeto; especialmente Caracas a la que definen como "una ciudad improductiva que se hace insostenible en el tiempo".
Para el geógrafo Ricardo Menéndez, "con la nueva geometría del poder" no se trata de crear una nueva estructura, como un distrito funcional, para que los alcaldes estén pintados en la pared. Debe existir un modelo de cogestión".
Explica que parte de la idea es que no exista duplicidad en el gasto. "Si se asigna una partida para una carretera en un distrito funcional, no se asignará a la Alcaldía.
Menéndez repite el dato incesantemente: "Donde habita 62% de la población no hay infraestructuras". Incluso explica que la forma de distribuir hoy en día el situado constitucional hace "imposible que se pueda eliminar la actual estructura territorial".
Aclara que el hecho de que las comunidades asuman el control de los proyectos locales no significa que el aparato técnico de soporte del Estado no exista. La propuesta, según Menéndez, no es que el Estado "se deslastre de sus funciones, sino que todos formen parten del Gobierno. "La idea es que todos trabajemos por el país", concluye.