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25 septiembre 2007

Así se vive en las cárceles de Venezuela


JESÚS GERARDO HERNÁNDEZ

Caracas. (especial EL MUNDO). Un hombre de clase media baja que pierda la libertad. por cometer algún delito podría obtener un pasaje directo al purgatorio sin necesidad de cruzar el umbral de la muerte. “Es un mundo de caníbales donde tienes que ser rudo o de lo contrario estás condenado”, confiesa un interno.

Una pistola, una ametralladora, una granada fragmentaria son el ángel guardián de quienes están detrás de los barrotes. “Un preso desarmado es hombre muerto”, más que un lema es una ley, con la que se justifica “allá adentro” que los internos en Venezuela estén bien equipados.

Hoy se celebra en todos los penales del país el día de Nuestra Señora de Las Mercedes, patrona de los presos, con especial tensión luego del asesinato de una mujer y su hija en plena visita en La Planta, el domingo nueve de septiembre; de la sentencia a muerte a los implicados en el caso, y del reajuste de poder de las bandas que operan en ése y otros penales del país.

A LA ORDEN DEL “PRAN”

Un hombre de clase media baja que pierda la libertad por cometer algún delito podría obtener un pasaje directo al purgatorio sin necesidad de cruzar el umbral de la muerte. “Es un mundo de caníbales donde tienes que ser rudo o de lo contrario estás condenado”, confiesa un interno. Cualquier centro de reclusión en Venezuela no varía mucho con respecto a los demás del sistema penitenciario. En todos hay áreas divididas por pabellones donde existe un “Pran” o jefe que impone su ley. “Si a él le llega a gustar tu esposa o hermana debes acceder a que tenga algo con ella o de lo contrario debes mudarte de pabellón porque te pueden matar por eso”. Oficialmente estas zonas se conocen con números pero todas tienen algún tipo de nombre, según lo establece el líder, como el “Barrio Chino”, “Bronx”, “Macacos”, la “Corte Negra”, los “Polipresos” y hasta los “Robapollos”.



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La característica principal es el hacinamiento, lo que va acompañado del mal olor, la falta de agua potable y la ausencia de camas adecuadas. En el informe más reciente de Provea (2005-2006) se advierte que para marzo de 2006, según la población reportada, y considerando una disponibilidad de 16.909 plazas en el sistema penitenciario, el índice de hacinamiento fue de 7,32%, lo que representa un excedente de 1.238 presos por encima de la capacidad de atención. El estudio también refiere una declaración de la defensora especial con competencia nacional en el área de régimen penitenciario, Indira Faría Rodríguez, en la que asegura que 75% de las cárceles del país deberían ser demolidas: “Hay que tumbar y volver a construir prisiones como La Pica, Puente Ayala, Tocuyito y Tocorón, porque es ineficiente remodelar y reparar estos espacios si la infraestructura está tan deteriorada...”.

EL TATUAJE DE LA VIOLENCIA

Los internos están bien organizados, la pertenencia a un lugar común debe ser admitida y para identificarse cada reo debe portar un pañuelo o tatuarse de acuerdo con el grupo del que forma parte.

El informe presentado por el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), en agosto de 2007, señala que “la violencia carcelaria ha venido alcanzando niveles nunca antes vistos en la sociedad, pero lo más grave es que ésta pareciera haber llegado a adquirir carácter de cotidianidad”.

El director de la otra ONG que vela por los derechos de los presos, “Una ventana a la libertad”, Carlos Nieto, expresó que “vivimos la más grave situación de violencia intracarcelaria de los últimos tiempos.

En 2006, según cifras del OVP, se registraron 412 reclusos fallecidos y 728 heridos. Y entre los meses de enero a julio de 2007 la cantidad de 292 muertos y 624 heridos, lo que evidencia un notable incremento en relación con el año pasado. Tomando en cuenta que la población penitenciaria no sobrepasa los 20 mil reclusos, Venezuela se ha convertido en el país con más altos índices de violencia penitenciaria en el continente americano y está entre los primeros en el mundo”.

Nieto recordó que Brasil -con una población de 350.000 reclusosreportó 196 muertos por violencia intracarcelaria en 2006. Ese mismo año, Colombia -con una población penitenciaria de cerca de 75.000 arrojó una mortalidad por violencia en penales de 15 personas”.

MISIONES QUE SÍ ENTRAN

Las misiones sí hacen presencia en las penitenciarías venezolanas. Según cifras que aportó el ministerio de Justicia para el informe de Provea de 2006, en 2005 se atendieron a 12.983 internos en alfabetización, educación básica, diversificada y superior, así como en las distintas misiones educativas. Lo que arrojó la estadística de “2.579 reclusos cursando alguna modalidad de educación”, según la fuente oficial.

DOLORES

En las prisiones hay espacios para la enfermería, pero ocasionalmente los médicos o los enfermeros no van. Además, la misma censura que imponen los líderes en esos territorios a algunos internos, impide un adecuado manejo de planes de salud. Ya en el informe de Provea en 2004 se advertía que la sobrepoblación aumentaba la incidencia de enfermedades de la piel como dermatitis y escabiosis; padecimientos digestivos como resultado de la exposición a aguas servidas y las malas condiciones de manipulación de alimentos, así como afecciones respiratorias y de transmisión sexual, que suelen ser más frecuentes en los reclusos que en el resto de la población.

En la cárcel se paga hasta por vivir, hermano“, se queja un reo. Todo tiene un precio y los que pueden deben cancelar un tributo a la Guardia Nacional, a los custodios o al Pran, porque tener televisor, radio o ventilador, incluso una cama decente, tiene su costo. Y el traslado a los tribunales, también. En algunas cárceles los vehículos están en muy mal estado, y otras ni siquiera tienen unidades, por lo que los procesados deben pagar la “carrerita” y además reunir un dinero extra para cancelar la custodia. “A ellos hay que pagarles el desayuno, el almuerzo y en ocasiones la cena, porque hay juicios que se pueden demorar todo el día”.

AVE MARÍA

Los reos tienen libertad para practicar su religión. De hecho, hay una serie de organizaciones que se dedican a ofrecer orientación espiritual y ayuda humanitaria a los reos. La mayoría de los centros penitenciarios tienen al menos una capilla, pero sin duda el cristianismo evangélico tiene un papel importante en los penales. Se les llama “varones” a los internos que pertenecen a esta corriente. Suelen juntarse en grupos, cantan, oran y las áreas que habitan tienden a estar en mejor estado.

“Bueno, los únicos que caminan en medio de la tormenta (porque están en la zona del malandreo) son los evangélicos, ellos son los únicos que trabajan para la recuperación de un preso”, asegura un recluso.

Según la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su condena a Venezuela por las víctimas del retén de Catia, “el Estado debe asegurar que toda persona privada de su libertad viva en condiciones compatibles con su dignidad humana…un espacio lo suficientemente amplio para pasar la noche; celdas ventiladas y con acceso a luz natural; sanitarios y duchas limpias con cierto grado de privacidad; alimentación y atención en salud adecuadas y oportunas…”.

A eso se sumaron el año pasado un par de medidas de la Corte y la Comisión Interamericana para proteger a los internos de La Pica, Yare I y Yare II. El Estado sigue en deuda con todos.

Por eso les queda la fe, la que le profesan hoy a la Señora de Las Mercedes.

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