Avance | Opinión | 28/02/2011 01:47:17 p.m.
No tengo el menor ánimo de atribuirle efectos mágicos, pero me vine de la marcha que realizaron los trabajadores elpasado 05 de febrero, convencido de queestá en curso la creación de una nueva referencia sindical
Por: León Arismendi
No tengo el menor ánimo de atribuirle efectos mágicos, pero me vine de la marcha que realizaron los trabajadores el pasado 05 de febrero, convencido de que está en curso la creación de una nueva referencia sindical con capacidad para unir y dar coherencia a las cada vez más frecuentes protestas laborales que se realizan en el país.
Es la primera manifestación, posterior a las que se realizaron con ocasión del Primero de Mayo, en los años iníciales de este siglo, con una nutrida concurrencia; pero a diferencia de aquellas, en las cuales destacaba la clase media, en esta el rasgo característico fue el de los trabajadores del sector privado de la economía, muchos con su inconfundible uniforme de trabajo.
El acontecimiento tiene lugar cuando la fragmentación es el signo que marca a las centrales sindicales. Es indudable que la CTV es una organización venida a menos, pero los intentos del oficialismo por sustituirla no han dado pie con bola y no trascienden el escenario de algunos desfiles de franelas y cachuchas rojas más interesados en manifestarle fidelidad a Chávez que en defender los intereses de los trabajadores.
La abierta aversión del gobierno por el sindicalismo autónomo se ha traducido en frecuentes violaciones de la libertad sindical, una de cuyas evidencias más deplorables son la criminalización de la protesta, el sometimiento a juicio de trabajadores y dirigentes sindicales por reclamar sus derechos y el congelamiento de los convenios colectivos del sector publico que ya tienen más de 5 años sin revisarse.
Muchos sindicalistas que abrazaron el “proceso”, que creyeron en el cambio que se les ofreció hoy expresan su desencanto, sienten que el gobierno les defraudó y allí estaban en la marcha, haciéndoselo saber. En fin, infinidad de sindicatos de base están dando muestras de su decisión de dar la pelea en defensa de sus puestos de trabajo, amenazados con las expropiaciones; se sus salarios y de sus organizaciones sindicales.
El mensaje de unidad es claro, se trata de superar la dispersión y asumir la tarea de darle eficacia a las luchas que están en curso y dotar a los trabajadores de una representación sindical más genuina, que pueda reconstruir el diálogo social y restablecer la negociación colectiva como mecanismo para dirimir las controversias entre trabajadores y patronos, pero también para seguir insistiendo en la construcción de un país mejor.