
-el Poder Judicial como poder.
-la independencia de la Institución y de sus miembros.
-la inamovilidad como garantía de esa independencia.
-los limites justos en el diseño de sus atribuciones, y
-un alto nivel de exigencia en el desempeño de sus funciones.
Todo ello como defensa de la idoneidad del Poder Judicial, que es lo que constituye la verdadera garantía ciudadana. Observemos pues, como la historia nos muestra que la sociedad no ha cesado de aspirar a una justicia detentada por entes extraños a ella y que nunca ha desistido en su esfuerzo por librarla de las influencias políticas de los grupos dominantes y aun de los mismos poderes del Estado, sin embargo, esta independencia no constituye un privilegio sino una necesidad jurídica, en razón de la misión que se le confiere a los tribunales y por lo cual se les configura como poder…”. Si en la actualidad estuviera ocurriendo algo parecido es pura casualidad amigo lector, claro se podrían aclarar que para esta fecha a nivel nacional existían 3.123 escribientes y 1.023 despachos Judiciales incluidas Defensorías Publicas de Presos, solo tres por cada despacho a nivel nacional.Ahora bien, en pleno siglo XXI, teneniendo todos los recursos, humanos y económicos, no existe un nivel de madurez dentro de la institución que debemos cuidar y que es para Administrar Justicia, porque el trabajador está de paso, pero la instituciones permanecen. Llegará un momento que el cargo no va ser el problema si no la capacidad para estar en el mismo y los principios de nuestra carta magna y la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia. No es casualidad el discurso de varios magistrados en la apertura del año judicial 2006 esté al mismo nivel en varios Estados, será la nobleza y la fuerza desde nuestros puestos de trabajo la que logrará limpiar el indecoro de otros.
RICHARD DAVILA
PRESIDENTE DE SUONTRAJ SECCIONAL MERIDA