Las vallas de bebidas alcohólicas continúan ocupando un lugar predominante en la vía pública, pese a la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia publicada el pasado 13 de julio -, que declaró constitucional la prohibición de la publicidad de este tipo de mensajes tanto en la infraestructura vial del país, como en las unidades de transporte terrestre.
En un recorrido realizado ayer se evidenció la existencia de 19 vallas de licores de diversos tipos en la autopista Francisco Fajardo y la autopista de Prados del Este.
De acuerdo al abogado Henry Contreras, especializado en Gerencia Municipal, desde el mismo día en que se publicó la medida tiene legalidad y vigencia plena: “Mañana mismo el Gobierno podría comenzar la remoción de los avisos“, afirmó.
El ente encargado de hacer cumplir la disposición es el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre, que tiene la potestad de fiscalizar las vías. Sin embargo, a diez días de publicada la sentencia, no se observan esfuerzos en hacerla cumplir, ni del INTT ni de otras autoridades.
Contreras duda que la remoción de las vallas se aplique de forma compulsiva, pero indica que “las empresas deben retirar los avisos; si no lo hacen y el Estado debe encargarse, luego podría cargarles los costos”.
Decisión del TSJ. La medida de la Sala Constitucional del Tribunal se sustenta en que auspiciar el consumo de bebidas alcohólicas “resulta atentatorio de la seguridad de las personas y, con ella, de su integridad física y patrimonial e, incluso, del derecho a la vida”, y refiere que la utilización de este tipo de vallas es “una permanente incitación a consumir una sustancia que causa afectación de las condiciones motoras y, con ella, de la seguridad vial”.
La sentencia, a cargo del magistrado Francisco Carrasqueño, también apunta la penetración indiscriminada de este tipo de publicidad que puede llegar a niños y adolescentes que “no tienen ni la capacidad ni el discernimiento para evaluar adecuadamente ni el mensaje, ni el producto en sí mismo y, mucho menos, los efectos del consumo de bebidas alcohólicas”.
Diseño urbano
Alfredo Cilento, profesor de desarrollo tecnológico de la construcción en la Universidad Central de Venezuela, fue enfático en decir que “las vallas son un impedimento visual permanente y crean distracciones en los conductores“, pero opina que la remoción de las vallas no va a incidir en nada en el consumo de alcohol.
las leyes venezolanas han sido laxas en la aplicación de normativas para su regulación, en general. Para ella la colocación arbitraria ha sustituido la calidad del paisaje urbano. “Nos hemos acostumbrado a una mala calidad del paisaje urbano. Es lamentable como las vallas se han apropiado de los espacios colectivos”.
De la misma opinión es el arquitecto Marco Negrón, para quien “nadie se convertirá en alcohólico ni dejará de serlo por la presencia de unas vallas en las autopistas”.
En cuanto al impacto que este tipo de decisiones generan en la forma que se percibe la ciudad, Negrón aseveró que se trata de un tema complicado, por cuanto las vallas “son odiadas por unos y defendidas a muerte por otros“.
Para Ariana Tarhan, directora de Planificación Metropolitana del Instituto Metropolitano de Urbanismo, los avisos publicitarios no afectan la identidad de la ciudad. “El problema es el exceso de vallas, en general, que afean el paisaje, interfieren con la naturaleza y con la arquitectura”, dijo.
Por su parte, Aura Zapata, ex presidenta del Colegio de Arquitectos, sí es de la opinión de que la eliminación de las vallas va a incidir en la disminución de los accidentes de tránsito: “Las vallas son un elemento que distrae, en especial las de alcohol, por eso comparto plenamente cualquier acción tomada para evitar que continúen”, manifestó.
Por Emily Avendaño
Vía El Nacional