Luis Velásquez Alvaray - Archivo
Caracas, 13 de mayo de 2012. Del mismo llano barinés que vio nacer a Hugo Chávez, es oriundo Luis Velásquez Alvaray. Fue el primer magistrado en encender el ventilador que aireó los “trapitos sucios” del Poder Judicial venezolano durante la gestión revolucionaria. Denunció la existencia de la supuesta “banda de Los Enanos” -un grupo de jueces corruptos- y a los pocos meses fue removido por la Asamblea Nacional, tras ser acusado de corrupción en la adquisición de un terreno y un inmueble. Se encuentra exiliado en una nación centroamericana desde hace seis años, de los cuáles relata han sido difíciles y de cambio profundo.
Inmerso en el mundo político, se convirtió en adepto del movimiento chavista, que lo llevaría a participar en elecciones parlamentarias y convertirlo en diputado de la Asamblea Nacional por el estado Mérida para el periodo 2000-2005, cargo del que tuvo que prescindir a principios de su último año como congresista, al ser designado como Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. Allí fungió como presidente de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura.
Reconoce haber conocido a su colega Eladio Aponte Aponte, aunque afirma no haber tenido una relación cercana. Hoy asevera que si se le llamara a declarar en un juicio, lo haría con pruebas y que se arrepiente el haber comulgado el discurso de Hugo Chávez. Su nombre regresó a la palestra venezolana, luego de las declaraciones del ex magistrado Eladio Aponte Aponte. Mucho se ha comentado de su exilio, pero ahora es él quien lo describe.
¿Cómo ha sido su vida en el exilio luego de casi seis años?
Muy dura, el exilio es muy difícil, se trata de un cambio profundo en el cual dejas atrás toda una vida, la familia, los amigos, las costumbres.
Muchos exiliados y presos políticos han tenido dificultades de salud. ¿Cómo se encuentra usted?
Soy un hombre saludable. Gracias a Dios, no padezco de enfermedades, siempre he tenido una vida modesta, apartada de toda clase de vicios.
En Venezuela, muchas son las acusaciones que se hacen en su nombre, ¿cómo se declara hoy día?
Cuando alguien se cae pasan esas cosas, muchos aprovechan para saciar odios, otros repiten cosas sin saber lo que están diciendo. En mi situación se es presa fácil de las especulaciones.
Usted era abiertamente seguidor del presidente Hugo Chávez y la revolución que impulsa. ¿Cuál fue el punto de quiebre para que comenzara el ensañamiento con usted?
Me correspondió la responsabilidad de ser cabeza de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura (DEM) y, como tal, el entonces Ministro de Relaciones Interiores, Jesse Chacón, que era muy poderoso, me ordenó que le diera a su hermano todos los contratos de seguros para las personas de la dependencia y que todos los depósitos del Poder Judicial se hicieran en su banco fantasma, que inmediatamente denuncié, y solo se actuó cuatro años después, cuando ya se había desfalcado numerosas instituciones en el país. También denuncié al Hugo “Pollo” Carvajal como el mayor nar-cotraficante, lo hice en rueda de prensa y de allí fui destituido y mandado a asesinar por estas mafias y por la de Nicolás Maduro. De allí vino la furia en mi contra, el ministro puso toda la inmensa fuerza del ministerio en mi contra para hacerme salir del cargo, presionó a muchas personas para lograr su propósito y finalmente lo hizo.
¿Se define todavía como chavista o cuál es su ideología política?
Fui chavista porque desde temprana edad compartí ideales de redención social, y Chávez tenía un discurso que coincidía con ese pensamiento. No fui el único que se encandiló con eso, él llegó a atraer a millones hasta el punto de que ganó las elecciones contra los grandes partidos tradicionales y con un partido sin consolidar, que más bien era un movimiento, una emoción. Por supuesto que me arrepiento, porque en carne propia he podido padecer el desengaño.
Usted conoció el Poder Judicial por dentro. ¿Las declaraciones del magistrado Aponte se sustentan en la verdad?
Mucho de lo que él dice es verdad, solo que hay cosas que no conozco porque serían de sus relaciones personales e íntimas.
Se dijo que usted tiene en su poder algunos expedientes que incriminan a varios funcionarios públicos en hechos punibles ¿Es cierto esto? ¿Reforzaría las declaraciones de Aponte entregando esto a la DEA, FBI, etcétera?
Si en alguna oportunidad se me llamara a declarar como testigo en un juicio, en un proceso judicial serio, en ese caso yo lo haría.
¿Llegó a conocer al magistrado Aponte?
Claro que lo conocí aunque nunca tuvimos relación cercana, él estaba en el área penal y yo en la constitucional.
En Venezuela se dice que usted compró una universidad ¿es cierto este comentario? ¿A qué se dedica actualmente?
En el exilio, y para mantener a mi familia me he visto en situaciones difíciles, he tenido que trabajar muy duro porque nunca he sido un hombre de fortuna. Gracias a Dios, tuve una amplia formación académica y he podido ejercer la educación, de eso hemos vivido en estos años terribles. Me asocié a otras personas en un proyecto educativo modesto donde básicamente he aportado mis conocimientos y experiencia profesionales. Se trata de una pequeña empresa de actividad económica limitada, aquí no hay grandes negocios, en este bendito país se vive una vida como la de Mérida de hace 50 años atrás, tranquila, apacible, muy grata pero no sumergida en esas actividades de la grandes urbes de mil millonarias compañías.
Algunos periodistas venezolanos lo vinculan con el narcotráfico. ¿Cómo se defiende frente a tal acusación?
Nunca he visto esos señalamientos, pero si los han hecho se trataría de otra infamia más de gente sin escrúpulos, que tendrían como propósito verdadero banalizar ese tipo de acusaciones que existen contra personas verdaderamente ligadas a ello, sería una labor de distracción a favor de quienes están en esa actividad. Si yo tuviera la más mínima relación con ese tenebroso mundo no podría haber conseguido, ni mantener la condición de asilado que tengo en este país, que es sano, y donde se vive a la vista de todos.
¿Qué le diría al presidente Hugo Chávez si tuviera la oportunidad?
Que en las horas menguadas que vive debería mostrar arrepentimiento de tanto daño que ha hecho, que trate de ganar la indulgencia divina arrepintiéndose de sus muchos pecados y devolviendo los presos y exiliados políticos a sus hogares, cesando la campaña de odios que mantiene, que pida perdón y haga verdaderos actos que lo hagan merecedor de ello porque Dios es inconmensurablemente bueno, misericordioso, pero no pendejo.
6to Poder (Jesús Linares)