A través del tiempo, la presencia del Defensor Público surge desde los primeros estamentos de la organización social como postulado humano y sociológico del derecho a la defensa patentizado como principio generador de la igualdad ante la ley en la “Declaración Universal de los Derechos del Hombre”, aprobada por la Asamblea Nacional Francesa el 26 de agosto de 1789, e integrado por los legisladores patrios a nuestra constitución, que así expresamente lo señala “derechos individuales, la consagración plena del derecho que tiene todo ciudadano a la defensa, y que se concretiza en la función del defensor público en todas las instancias del proceso penal, de acuerdo a los establecido en el Código Penal. En la Constitución, la figura del defensor público aparece en nuestro Código Orgánico Procesal Penal, con diversas denominaciones como (defensor), la labor desarrollada por el defensor público conlleva una actividad que trasciende el aspecto procesal irradiándose en un ámbito de hondo contenido social, demostración evidente de una vocación de servidores a semejanza de grandes humanistas que dieron su vida y alma por el prójimo en su defensa, la trascendencia social de la defensa pública es la esencia plena del deber y del derecho de todo hombre a ser defendido, porque la actividad del defensor público se dirige a los estados mas económicamente débiles de la sociedad y cumple una labor no estatuida en leyes ni códigos, ni evaluadas en toda magnitud por el frió control de números estadísticos, en virtud de que su tarea conlleva una gran competencia en la problemática que rodea la vida del procesado, en la cual se reflejan los diversos factores exógenos que influyen en la conducta del sujeto: paternidad irresponsable, niñez inexistente en hogares de escasos recursos donde los niños se ven empujados a recurrir al trabajo prematuro para lograr el salario familiar, condiciones de vida insaluble en lo físico y en lo espiritual y hambre de pan, de compresión y de afecto, que conforman las redes que envuelven a los jóvenes y los llevan por los torcidos caminos de la delincuencia. En ese mundo conformado por el desconocimiento de una valoración ético-jurídica, por la carencia de educación apropiada y por núcleos familiares en constante desintegración y Dios mediante se están superando, es donde el Defensor Público cumple la sagrada misión de defender, ayudar, comprender y sensibilizarse con los procesados y la familia que soporta deprimidos ámbitos socio-económicos y la triste situación de la detención y sus dramáticas consecuencias sociales. El mundo de la delincuencia se acrecienta con mayor auge como amenza de desintegración en la sociedad actual, realidad que con lleva a la búsqueda del fortalecimiento del sistema de la DEFENSA PÚBLICA como el garante principal de la seguridad social, aspiración que solo se alcanza mediante un presupuestos justo. El trabajo del Defensor Público va mucho mas allá en la profundidad, es el acercamiento a la persona humana que quedó sola en su entorno social, y su única carta abierta que sirve de mediador ante quien la están enjuiciado, es una labor ardua, ahora en estos tiempos de múltiples exigencias, es el que estar detrás de las rejas quien siempre estará muy agradecido, que sin hacer ningún tipo de pago se le estará llevando su juicio y su defensa apegado a las leyes, y dar todo lo que este a su alcance, para que los resultados sean los mejores, mil felicitaciones a todos los defensores públicos y los que hagan sus veces.
RICHARD DAVILA
PRESIDENTE DEL SUONTRAJ SECCIONAL MERIDA
RICHARD DAVILA
PRESIDENTE DEL SUONTRAJ SECCIONAL MERIDA