Todo parece indicar que al igual que los dos últimos alcaldes que han pasado por la capital del estado
Mérida, al actual también le tocara cargar con la triste cruz de no
haber podido salir por la puerta grande de la alcaldía por culpa de ese
gran monstruo llamado desechos sólidos o popularmente basura.
Y es que los gobernantes municipales y ahora también la gobernación del estado, no han sabido solucionar inteligente y ecológicamente el problema de los desechos que a diario producen los merideños.
No se le ha dado el trato que como tal debe dársele a este grave problema, por el contrario, se ha tomado de una manera muy deportiva y política, lo que conlleva que en la actualidad Mérida luzca una cara sucia y fea a pocos días de llegar el mes más alegre del año.
Deportivamente porque la recolección de la basura lo han convertido en un juego de pin pon entre la alcaldía y la gobernación, y al mismo tiempo en un juego político por el hecho de la alcaldía estar en manos de la “oposición” y la gobernación en manos de la “revolución”.
En todo caso, observamos como la ciudad está llena de basura en cada esquina, sin que en la alcaldía exista una cabeza pensante en darle solución al problema generado por los merideños inconscientes y que en los últimos años aprendieron a ser cochinos, “claro, no todos los merideños”.
Con nostalgia, aun resuena en nuestros oídos aquella frase que a nivel nacional hace unos pocos años se dejaba escuchar en la radio y televisión, “Mérida, la Ciudad más limpia de Venezuela”