En el expediente de Fiscalía sólo ha constatado que la cocaína fue
llevada en 27 maletas y no en 31 como dijeron las autoridades
inicialmente. A los investigadores les faltan datos sobre la conexión
francesa
31 de agosto 2014 - 12:01 am
Las tomas de rayos X efectuadas a todas las maletas
embarcadas en el vuelo 385 de Air France que partió de Maiquetía a París
el 10 de septiembre de 2013 con un alijo de 1.382 kilos de cocaína solo
permiten constatar la existencia de 27 maletas posiblemente cargadas
con droga, y no de 31 como se aseguró inicialmente.
Esta
imprecisión no ha sido dilucidada luego de casi un año de pesquisas
sobre el mayor tráfico de drogas detectado en un vuelo comercial entre
Venezuela y países europeos.
El 21 de septiembre de 2013, 10 días
después de la fecha en que se llevó a cabo el hallazgo en París, el
ministro de Interior francés Manuel Valls informó que la droga fue
trasladada a su país en “unas 30 maletas”. Al día siguiente, su par
venezolano, Miguel Rodríguez Torres, se comunicó con el enlace de la
Policía Nacional francesa en Caracas. Posteriormente, precisó ante los
medios venezolanos que fueron 31 equipajes.
Pero las evidencias
recabadas por un equipo de cinco fiscales del Ministerio Público no han
podido corroborar estas afirmaciones. Las pesquisas fueron adelantadas
en forma simultánea por la GNB y el Sebin. La policía judicial solo
colaboró en las experticias antropométricas para dictaminar si algunos
de los 28 detenidos por el caso aparecían en videos tomados por cámaras
del terminal aéreo.
El caso fue tratado como un asunto de
seguridad de Estado. Prueba de ello fue que la Fiscalía pidió la
reserva de las actas por el máximo tiempo posible. Aún así, el
expediente carece de datos importantes como experticias contables que
permitan determinar el destino del dinero ilegal; experticias para
determinar si las cámaras y aparatos de rayos X fueron manipulados en
forma irregular; barridos que confirmen si ciertos vehículos y remolques
fueron usados para transportar las maletas contaminadas por el
aeropuerto. Igualmente, falta la mayor parte de la información del
expediente francés contra “Wheat y otros”.
No cabe más
Los
equipajes con drogas no llegaron por el proceso habitual de
verificación a los pasajeros. Eran 27 valijas de tapas duras y en su
mayoría de colores oscuros, que fueron sometidas a una revisión de rayos
X, en una máquina identificada como Delta 1, al pie del avión.
Cada
una de las 600 imágenes tomadas ese día por el aparato lleva la fecha y
una hora en que fueron captadas. Las capturas de los 27 equipajes,
inspeccionados entre las 4:11 pm y las 4:15 pm, dejaron evidencia las
panelas de droga.
Las maletas llegaron desde la rampa 25 del
terminal nacional al área de seguridad de la rampa 14 del internacional
en un mismo remolque, supuestamente conducido por Luis Mayora, uno de
los detenidos por el caso.
Los videos de vigilancia revelan que
los efectivos de la GNB, policía aeroportuaria y seguridad privada (OWS)
no parecían detectar ninguna irregularidad. No obstante, el caletero de
la rampa tuvo que esforzarse para sacarlas de la correa.
Cada
maleta tenía en promedio 45 panelas. Esto da un total de aproximadamente
1.215 kilos de drogas. La diferencia de 167 kilos con respecto a los
1.382 kilos incautados en París no ha sido explicada por ninguna
autoridad.
Luego de los rayos X, las maletas fueron olisqueadas
por un perro de la GNB. Después las metieron en un contenedor que trajo
el jet, identificado con el número AKE04320.
Juan Alberto
Chirinos, gerente adjunto de Air France, recibió una planilla en la que
estaban los adhesivos correspondientes a 27 maletas, colocados por
personal de la subcontratista OWS. Se asomó, y al ver el contenedor
lleno colocó el símbolo Ø equivalente a “sin espacio disponible”.
No
estaba en los planes que Chirinos encabezara el grupo que chequeó el
vuelo 385 del 10 de septiembre. Él hacía una suplencia a la empleada
Lisbel Piña, que fue llamada de improviso para participar en un curso
promovido por el aeropuerto.
Según el abogado Francoise Jereije,
la labor de Chirinos consistía en hacer que el proceso fluyera sin
retardos. La revisión del contenido de las maletas no era de su
competencia. Aún así, permanece detenido.
En total, 300 maletas
viajaron en las bodegas del Airbus A340-300. De ellas 273 correspondían a
los 253 pasajeros. Las otras eran las “contaminadas”. Chirinos envió a
París la información sobre la carga del jet. La relación de peso/balance
fue calculada en la central de la línea aérea, como es habitual. De
allí le remitieron el plan de cargamento, indicando dónde iría cada
contenedor. El que iba con la droga fue colocado en la bodega delantera.
La cámara de vigilancia que apuntaba en esa dirección falló ese día,
aun cuando fue reparada en la mañana. El resto de los equipajes fue a la
bodega trasera.
Los fiscales del Ministerio Público sostienen que
este “punto ciego”, junto a otros siete, fueron aprovechados para
introducir las maletas llenas de cocaína. Por las fallas de las cámaras
está preso el teniente coronel Ernesto José Mora Carvajal, jefe de
Seguridad del aeropuerto.
Cuando las maletas entraban al avión, el
fiscal aeroportuario Argenis Escobar Camacho se comunicó con su colega
Jimmi Jaime: “Ya la están pasando”. Eso lo incriminó.
La Casa del Santero
La Fiscalía sostiene que una empresa de santería fue utilizada para
legitimar una parte de los capitales ilegales pagados a los cómplices de
este grupo de traficantes.
La Casa del Santero estaba en la
avenida Soublette de Catia La Mar. Ahora es una tienda de motos. Entró
en el radar de los investigadores luego de un allanamiento efectuado a
la quinta Reneta del sector Las Tunitas en Catia La Mar. La GNB llegó a
ese inmueble el 4 de octubre gracias al dato aportado por un informante
anónimo, que indicaba que en ese sitio supuestamente fue embalada la
droga. Preguntaron por un hombre conocido como el Gordo. Se trata de
Harry Augusto Romero Morales, un mecánico de aviación civil y
propietario del local de santería.
Romero nunca fue encontrado, y
hasta la fecha permanece solicitado por las autoridades junto a su
esposa Ginette Urbaneja. Al registrar sus pertenencias los guardias
hallaron un pasamontañas negro y una pistola Tanfoglio calibre 9 mm,
fotos y varios pen drive. Pero no había rastros de sustancias ilícitas.
Los
fiscales Jeylan Sandoval, Oneglys Zapata, Juan López Barrios, Gustavo
González y Rosalba Hernández indicaron que las cuentas del local de
santería y de otra empresa de papel (Promociones Roma) fueron usadas
para pagar 2,3 millones de bolívares en cheques de gerencia a una de las
detenidas, Marjorie Guimar González Juárez, esposa del fiscal
aeroportuario Argenis Escobar Camacho. Con estos fondos la pareja
adquirió un apartamento en Margarita.
Más allá de eso, los
investigadores no han encontrado otras evidencias sobre el flujo de
dinero ilegal vinculado a la operación de transporte de drogas en un
vuelo comercial más importante de los últimos años.