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04 junio 2014

La OIT con la mira puesta en Venezuela

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El gobierno de Nicolás Maduro tampoco goza de buenas referencias en el concierto global de naciones agrupadas en la OIT, organismo tripartito integrado por representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores. En esta oportunidad de la 103ª Asamblea Anual, Venezuela ha sido incluida en la lista de 25 países violadores de las normas y acuerdos laborales firmados por los diferentes Estados del mundo desde que se creara este organismo en 1919.

La inclusión de gobiernos en esta lista es una raya para su imagen, y contraviene en nuestro caso la propaganda oficialista que anuncia el disfrute de un gobierno dirigido por un presidente obrero y un paraíso terrenal denominado socialismo del siglo XXI, a pesar de contar con indicadores socioeconómicos característicos de la pobreza generalizada en el país.

En materia laboral, el año 2014 comenzó muy mal para el actual gobierno. Con la visita de la misión de alto nivel de la OIT el pasado mes de enero se evidenció la violación en Venezuela de numerosos convenios, entre ellos, el 87 de libertad sindical, el 98 de contratación colectiva, el 111 de discriminación política, el 26 sobre el salario mínimo, el 144 de diálogo social. La delegación internacional visitante, integrada por representantes de trabajadores y empresarios, pudo recibir información veraz de las denuncias formuladas por ambos sectores y, al mismo tiempo, pudo percatarse del intento gubernamental de teledirigir sus reuniones, en su afán de preservar la imagen de un gobierno respetuoso del diálogo social.

Intención trastocada en la reunión de marzo 2014 del Consejo de Administración de la OIT en Ginebra, instancia donde se presentara el informe la misión de alto nivel que nos visitara en enero, cuyo contenido evidenció, por una parte, las violaciones gubernamentales, la necesidad urgente de diálogo socio-laboral en nuestro país, y, al mismo tiempo, la actitud prepotente del Ministerio del Trabajo al descalificar las resoluciones de la instancia de restablecimiento de un clima de respeto de los convenios internacionales.

Ahora bien, no es de extrañar la posición oficialista cuando en foro laboral reciente el ministro del Trabajo manifestó: “El movimiento sindical ha terminado siendo un mercader de la fuerza de trabajo, que discute si se gana más o menos dinero olvidando nuestra condición humana”. Habría que preguntarle al funcionario del Mintra cómo se logra la condición humana si no es a través de la consecución de un trabajo digno y bien remunerado, y del papel desempeñado históricamente por los sindicatos a escala mundial.

Coincidente esto con la exigencia de la Comisión de Expertos en Normas de la OIT al solicitarle al gobierno “que tenga a bien precisar los medios que se propone aplicar con el fin de garantizar el pleno respeto de la obligación de consultar en un plano de igualdad con las organizaciones de empleadores y de trabajadores durante la toma de decisiones relativas a los salarios mínimos”. Más aún en un país donde existen cuatro tipos de cambio del dólar que empobrecen aún más a la población.

*Movimiento Laborista