Búsqueda personalizada

14 enero 2014

Magglio y el agua tibia

El estelar pelotero aceptó la candidatura a la alcaldía de Puerto La Cruz -que luego ganó- y una de sus primeras declaraciones, una vez posesionado del cargo y de la sede, fue para mostrar a los medios el estado ruinoso y caótico en que dejaron esas oficinas sus predecesores

SIMÓN BOCCANEGRA

No es mala leche, es que este gobierno no sirve para nada, en ninguna de sus instancias. La más reciente demostración la ha dado Magglio Ordóñez.

El estelar pelotero aceptó la candidatura a la alcaldía de Puerto La Cruz -que luego ganó- y una de sus primeras declaraciones, una vez posesionado del cargo y de la sede, fue para mostrar a los medios el estado ruinoso y caótico en que dejaron esas oficinas sus predecesores.

De sus palabras se deduce que el slugger ­como diría el colega Héctor Becerra- quedó atónito -y seguramente avergonzado- ante lo que encontró. De hecho, dijo que allí no se podía trabajar y que habría que construir una nueva sede.

Casi quince años de administración chavista han dejado perplejo hasta a un simpatizante como Magglio, a quien, obviamente, no pueden ponerle un bozal de arepas porque no necesita de eso para vivir, ni comprometerlo con una falsa disciplina de partido, que seguramente él no aceptaría. Magglio se dejó de malos ruidos y soltó un leñazo que puso la pelota en las gradas, colocando un puntico sobre la i.

Le entregaron una alcaldía que no sirve ni como depósito para desechos. El pelotero, quien vive buena parte del año -y de lo que va del periodo chavista- en el exterior, seguramente creía que eran vainas de la oposición lo de la incompetencia del gobierno. Ahora recibió, en vivo y en directo, una muestra de lo que ha hecho este régimen.

Porque la alcaldía de Puerto La Cruz es una muestra en pequeño de lo que ocurre en el millón de kilómetros cuadrados del país. Bueno, un testigo de excepción, a quien no pueden acusar de infiltrado de la oposición, fue, vio y habló. Debería darse una vueltica por Venezuela para que vea lo que duele un "desbol" por las costillas.