Búsqueda personalizada

12 febrero 2013

¡La política exterior de Hugo Chávez!

GUSTAVO BRICEÑO VIVAS |  EL UNIVERSAL

martes 12 de febrero de 2013  12:00 AM

  En estos días, hablaba con un amigo sobre la política exterior del presidente Chávez, y a primera vista ambos coincidimos en que Hugo Chávez Frías había tenido éxito en su política internacional. Indicamos ello, por cuanto en los encuentros internacionales donde se ha debatido el problema venezolano, prácticamente todos los países del área han respaldado la posición del gobierno venezolano, sobre todo en lo que se refiere al trato y al manejo de las políticas internas.

Ahora bien, si ha tenido éxito, debo primero determinar, los instrumentos que ha utilizado Chávez, para lograr esos éxitos en política y en su diplomacia, sobre todo en el contexto de los países de América Latina. Solo así es posible afirmar si de verdad ha habido o no éxito en esas políticas.

Aparentemente sí, porque objetivamente hablando, se observa el apoyo internacional inclusive, de gobiernos democráticos que respetan sus constituciones. Me pregunto ¿qué es el éxito? De acuerdo al diccionario de la Real Academia de la Lengua éxito es, cito: 1. Resultado feliz de un negocio, actuación etc. 2. Buena aceptación que tiene alguien o algo. 3. Fin o terminación de un negocio o asunto. Yo particularmente asocio a la palabra éxito con elementos de moralidad y ética, por ello me adhiero a la expresión "aceptación" igualmente vinculada al éxito de conformidad  a las nociones del diccionario de la lengua antes citado.

¿Ha tenido Hugo Chávez Frías éxito en su política exterior aun siendo apoyada por la mayoría de los países democráticos del continente? Veamos, en primer lugar, los apoyos recibidos por los gobiernos latinoamericanos y caribeños, son estrictamente circunstanciales, -son aplausos del momento- esto es, Venezuela recibe como producto del negocio petrolero o de hidrocarburos, una cantidad de dinero representada en un barril de petróleo en más de 100 dólares por barril, lo que explica los millones de dólares que adquiere el Estado venezolano para a su vez, importar bienes y pagarlos para el consumo del país. ¿Qué pasaría si el precio por barril valiera 20 o 30 dólares? En segundo lugar, en general, el gobierno venezolano, de acuerdo a informaciones de expertos, concede ventajas particulares a países que, conociendo la alta capacidad económica de Venezuela, proveen de bienes a nuestro país, a su vez, estos países se benefician de forma muy sustancial pues reciben dinero suficiente y con ello satisfacen los deseos colectivos de sus pueblos.

Entonces, a la hora de valorar, si un presidente o un gobierno cumple o no con la constitución de ese país, en un determinado organismo internacional como por ejemplo la OEA, la valoración parte del principio de si ese país, -no importando si es una dictadura o una democracia- le da el suficiente dinero para abastecer las necesidades del pueblo cuyo gobierno le corresponde abastecer.

En tercer lugar, indudablemente, si partimos de esta aseveración, la valoración propuesta de si se viola o no la constitución en un país determinado es estrictamente mercantil o financiera y no como debería ser una valoración del cumplimiento de los elementos esenciales de la democracia como lo es el respeto de los derechos humanos, la separación de poderes, la autonomía del poder judicial, la existencias del elecciones limpias o en fin, el trato que ese gobierno concede a la libertad de expresión, por ejemplo. Es decir, existe un desfase o rotura lamentable entre lo que se solicita a un organismo internacional para su consideración, y lo que se analiza en definitiva, y lo que les corresponde interesadamente verificar.

Bajo este contexto, el éxito obtenido por el gobierno de Hugo Chávez Frías es un éxito inmoral, es decir, no lo hay, por cuanto el gobierno venezolano, al destinar cantidades importantes de dinero para comprar e importar, bajo acuerdos políticos, alianzas, concede condiciones preferenciales a sus proveedores internacionales, de ese modo, compra gobiernos, no solo los bienes que importa para su consumo, sino lo que es más grave, la conciencia de esos gobernantes, con la intención de que, cuando les corresponda valorar sus pretensiones totalitarias o antidemocráticas, les favorezcan con sus votos y pueda entonces lograr sus objetivos y sumar más poder personal, ya no solo en el orden interno sino en lo externo.

Cuando vea de nuevo a mi amigo, y después de esta reflexión, con seguridad le indicaré que no ha habido éxito en la política exterior del presidente venezolano, que me había equivocado, lo que ha habido es una compra de conciencia en detrimento de los derechos humanos, en pocas palabras, actos inmortales o antiéticos, es decir no ha habido, sino solo fracasos.

Abogado y profesor universitario

gbricenovivas@gmail.com