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17 septiembre 2012

"Le bajé la fiebre a mi hijo y le dije que se quedara descansando"

21 cadáveres ingresaron a la morgue entre viernes y domingo

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Olga Núñez lamentó el crimen de su hijo y dijo que "solo Dios sabe qué hacer en estos casos" GUSTAVO BANDRES

DEIVIS RAMÍREZ MIRANDA |  EL UNIVERSAL

lunes 17 de septiembre de 2012  12:00 AM

Keiber Alexander Moreno Núñez, de 19 años, no obedeció a su madre y por eso lo mataron.
El viernes en la tarde llegó a su casa, en Catia, después de haber trabajado.
Estaba un poco enfermo y su madre lo atendió. Le bajó la fiebre y a eso de las cuatro de la tarde le dijo que ella debía salir a hacer una diligencia.
La mujer le advirtió que se quedara en casa descansando, y él le dijo que no se preocupara, que fuera tranquila.
Dos horas después, la madre de Keiber recibió una llamada telefónica de la novia de su hijo. Ella le preguntaba dónde estaba Keiber porque lo estaba llamando y no atendía.
Sorprendida, la mujer le dijo que lo había dejado en casa un poco enfermo.
Sin embargo, la novia le comentó que ya había conversado con él, minutos antes, y acordaron verse en Plaza Catia.
Lo cierto es que Keiber apenas se fue su madre, se alistó y partió en su moto hacia el sector La Cruz de El Cementerio.
Allí lo atacaron a tiros y le robaron la unidad y todas sus pertenencias.
La novia insistió varias veces llamándolo por teléfono, hasta que un hombre le respondió. Como le pareció extraño, comenzaron a buscarlo por todos lados. "Fuimos a las policías a preguntar por él y no lo conseguimos. Por último nos tocó ir a la morgue, donde nos dijeron que no estaba", destacó la madre del muchacho, Olga Núñez.
Fue el sábado en la tarde cuando acudieron de nuevo a la morgue y allí estaba el cadáver. Les dijeron que lo habían tiroteado en El Cementerio.
"Le dieron muchos tiros en la cara, como 15. Esto no se aguanta. No soy nadie para juzgar, solo Dios sabe qué hacer", dijo la progenitora llorando.
El muchacho laboraba en una empresa contratista de Movistar. Era obrero y dejó un hijo.
Su cadáver fue uno de los 21 que ingresó a la morgue de Bello Monte entre la tarde del viernes y la mañana de ayer.
Otra de las víctimas fue José Gil Barreto, de 31 años.
Tenía ocho días desaparecido dijeron sus familiares.
La semana pasada cuando lo vieron por última vez con vida, había llegado de su trabajo pero se detuvo a conversar con unos amigos en Carapita.
Nadie sabe qué pasó, solo que se desapareció. Fue el sábado cuando la propia familia, después de buscar por todos lados con insistencia, encontró el cadáver en un tanque de agua en Antímano. Presentó impactos de bala y golpes.
También era obrero y dejó dos hijos huérfanos.
Twitter: @deivisramirez